CONFIANDO EN EL ESPÍRITU SANTO
La Fe es nuestra conexión directa a la sabiduría Universal, recordándonos que sabemos más de lo que hemos oído, leído o estudiado – que sólo tenemos que mirar, escuchar, y confiar en el Amor y la sabiduría del Espíritu Universal que opera a través de todos nosotros.
La Fe le pide al Alma que vaya más lejos de lo que puede ver
William Clarke
Cuando me desperté ella ya no estaba, y no tenía idea de si volvería. Me levanté rápidamente, fui afuera, y la busqué, pero no encontré ningún signo, ni una huella. Mientras los minutos pasaban, las dudas vinieron, como nubes negras a través de mi mente. ¿Existía ella realmente, o había sido todo un excéntrico sueño? No, por supuesto que había sido real, y bueno, y cierto.
Entonces mientras miraba hacia los bosques, la vi, de pie bajo las tranquilas sombras matinales al lado de tres ciervos. En ese instante ella parecía uno de ellos, un ciervo en forma humana, y me sentí como un forastero. Se giraron al mismo tiempo y me vieron. Los ciervos se metieron en el bosque y desaparecieron mientras la santa se me acercó.
"Hay algo que me gustaría enseñarte," dijo ella, dándome unas cuantas fresitas silvestres. "A los ciervos les gustan, pero quizás tú las encuentres un poco ácidas." Ella tenía razón; de todas formas satisfacieron mi hambre y me llenaron de una sensación de ligereza y vitalidad. Entonces, fuimos de escalada. Parando sólo para beber con las manos de una pequeña cascada, la seguí, paso a paso, a un pequeño prado de hierba, donde crecía un colorido campo de flores – rojas, amarillas, y espléndidas azules.
"Mirar cómo se abren las flores bajo la luz de la mañana me recuerda a la Ley de la Fe," dijo la santa.
"¿Trata esta Ley sobre alguna religión?" pregunté.
"La fe no requiere una creencia en un Dios exterior – sólo una creencia en flores," dijo ella, riendo. "Pero si uno aprecia las flores, ciertamente está apreciando a Dios – no como una mera creencia mental, sino como un sentimiento de admiración y misterio. La Ley de la Fe consiste en creer en el amor inherente y en la Inteligencia que trabaja a través de ti y en toda la creación."
"Bueno, honestamente, no puedo decir que confíe en todo el mundo."
La santa rió. "La fe no es ciega. Todos conocemos a gente que es deshonesta o peligrosa, y por lo tanto debemos ser fuertes y cautelosos en este mundo. Esta es la razón por la que una santa árabe ofreció el recordatorio: Cree en Alá, pero ata a tu camello.
"Practicar la Ley de la Fe no significa confiar en todas las personas para hacer la cosa más adecuada. Tiene un significado más trascendente y superior. La Fe es el reconocimiento de que el Espíritu Santo trabaja, a través de cada uno de nosotros – a través de cada persona y cada circunstancia. La Fe implica también una actitud de que cualquier cosa que suceda sirve un bien superior, a pesar de las apariencias contrarias.
"Esto es como una moraleja, ¿no? Especialmente difícil si uno padece una tragedia."
"La fe es una de las más grandes moralejas, uno de los más grandes saltos de consciencia que un ser humano puede hacer. Porque todo lo que tienes que hacer es, bien, tener fe."
"¿Y cómo hago ese salto?"
La santa se sentó, acomodándose como una hoja en la cuesta de césped, y me preguntó, "¿Qué pasaría si supieras con certeza que una inteligencia superior estuviera trabajando a través de ti y a través de todo el mundo por el mejor bien de la humanidad – que de hecho hay un propósito para cada placer y dolor?"
"Si supiera eso, marcaría una gran diferencia."
"La Ley de la Fe no necesariamente requiere que creas esto, viajero, pero te guía para que vivas tu vida como si esto fuera cierto; en otras palabras, con fe. Y mientras vives en la Luz de esta Ley, ésta transformará tu percepción y experiencia del mundo. Comenzarás a ver cada dificultad como una prueba para instruirte; encontrarás lecciones y oportunidades en cada reto."
"¿Estás sugiriendo que valore la fe por encima de la razón?"
Ella rió, aparentemente encontrando mi comentario divertido. "La fe no es lo opuesto de la razón. Aplicar la Ley de la Fe es una de las cosas más prácticas, razonables, y constructivas que puedes hacer para vivir una vida inspirada."
Estirándose para tocar uno de los pétalos de las flores, ella añadió, "Como una de las formas de la naturaleza más delicadas y vulnerables, la vida de una flor es corta y sutil. Una pelota descuidada, un invierno seco, una fuerte lluvia puede marcar una diferencia de vida – muerte a una delicada flor. Y aún así, cada mañana se abre completamente. Las flores tienen muchas cosas que enseñarnos sobre la fe. Cuando cultivas el jardín de la fe en tu propia vida, tú, como esta flor, cobrarás vida de una forma diferente."
Miré hacia abajo y toqué la delicada flor, tan frágil y vulnerable. Por primera vez, me di cuenta de que yo no tenía ni la fe de una flor. Las siguientes palabras de la santa respondieron con precisión mis sentimientos más interiores. "La fe es el orden Divino que propagan todas las cosas, la luz bajo tus ojos, la inteligencia del Amor y de los misterios que se emanan del corazón de la creación."
"¿Cómo puedo experimentar esa calidad de fe en mi vida diaria?" pregunté.
"Para comenzar escucha a la sabiduría intuitiva de tu corazón, tu Inteligencia Espiritual, donde habla el Espíritu Santo dentro de ti. Hay tanta gente que sólo se apoya en los libros, los profesores, científicos, físicos, oráculos, u otros para pedir consejo o para que les dirijan, o para validar sus puntos de vista..."
"¿Pero no estoy yo apoyándome en tu consejo y dirección?"
Una pequeña llovizna comenzó a caer, convirtiéndose en una fuerte lluvia. La santa me condujo bajo unas ramas que sobresalían mientras respondía. "Los profesores y los libros tienen su valor, y fuentes de guía e inspiración podrían entrar en tu vida de diferentes formas. Pero nunca olvides que el tesoro ya está dentro de ti; los otros no te pueden dar nada que tú no tengas ya; sólo pueden darte llaves para que accedas a tu propia riqueza interior. Escucha bien a aquellos que hablan desde la experiencia y abraza la sabiduría allí donde la encuentres, pero siempre compara la guía externa con la sabiduría de tu propio corazón."
"Ha habido veces que he confiado en mí mismo, he tomado una decisión, y me he equivocado."
"Puedes escoger un camino por encima de otro, después encontrarte con un gran dolor y dificultad como resultado de esa decisión. ¿Quiere eso necesariamente decir que has tomado la decisión equivocada en términos de tu mayor bien y aprendizaje?"
"Bien, no, supongo que no."
"Fe es asumir que siempre tomas la decisión acertada."
"Me encantaría tener tanta Fe en mí mismo."
"La confianza en uno mismo," ella me ofreció, "se desarrolla naturalmente, a partir de tu propia experiencia; aprendes a desarrollar, equilibrar e integrar la confianza en tus instintos corporales, las intuiciones de tu corazón, y las habilidades de tu mente, accediendo de esta manera a tu propia Inteligencia Espiritual."
En el mismo momento que una pequeña gota de agua enfriaba mi frente, la santa señaló a una piedra de la cual caía agua por una grieta, formando una cascada que rompía en las rocas de debajo. "¿Puedes ver cómo al parecer el agua salga de las rocas?" preguntó ella. "De todas formas, tú sabes que el agua no viene de las rocas, si no que fluye a través de ellas – que la fuente del agua está encima. Como el agua, la sabiduría superior no proviene de tu cerebro si no que fluye a través de él. Tú eres como una garrafa para ser llenada con hechos; tú eres mas bien un receptor que una emisora de radio, conectado a la Inteligencia Espiritual que opera a través de la creación. Todo lo que tienes que hacer es escuchar y confiar."
"Ojalá estuviera tan seguro de eso como tú," dije.
La santa volvió a sonreír. "Fe significa vivir con incertidumbre, viajero, - sentir tu camino a través de la vida, dejando que tu corazón te guíe como una linterna en la oscuridad. No hay seguridad absoluta excepto en la fe absoluta. Esto no significa que todas las circunstancias irán a favor de ti o que la justicia Divina siempre opere para herir o curarte. Todo tipo de eventos, maravillosos y terribles, pueden suceder en este mundo. Nuestra pequeña mente no siempre puede ver el marco completo de los acontecimientos o saber lo que es para nuestro bien mayor. Por tanto, a pesar de la inseguridad y confusión de la vida, cuando puedas aprender a vivir con fe, como una flor, confiando en el Espíritu Santo trabajando acorde a un deseo más allá del alcance de nuestra mente, verás el Espíritu Santo operando en todas partes, en cada uno y en todos.
Durante muchos minutos, mientras subíamos y bajábamos un camino serpenteante, mi mente se mantuvo en silencio, hasta que finalmente, otra pregunta surgió. "¿Cuando sea capaz de acceder a tal sabiduría interior, seré guiado, como tú, y evitaré cometer tantos errores?"
Ella rió. "Hace unas semanas tropecé y me caí rodando media montaña abajo."
"¿De veras?"
"Sí, pero mientras permanecía estirada en el suelo, encontré una piedra maravillosa, que me la hubiera perdido si no me hubiera caído. Por tanto, ya ves, tener fe no significa ser infalible y que todas las cosas vayan a favor tuyo. La fe incluye la voluntad de ampliar tu abanico, cometer errores, y aprender de ellos – en otras palabras, confiar en el proceso de los acontecimientos, en el proceso de tu vida. Cuánto más confíes de esta manera en tu Inteligencia Espiritual, más trabajarás junto a Ella directamente como una fuerza viviente de tu vida."
Cuando la santa acabó de hablar, la lluvia paró. Saliendo de debajo de algunos árboles hacia el calor solar, sentí un extraordinario sentimiento de calma y bienestar. En ese momento, supe que a pesar de los retos y tests a los que se enfrenta la humanidad, nuestro mundo estaba en las manos del Espíritu Santo, inclinándose, como una flor, hacia la luz.
La Fe es nuestra conexión directa a la sabiduría Universal, recordándonos que sabemos más de lo que hemos oído, leído o estudiado – que sólo tenemos que mirar, escuchar, y confiar en el Amor y la sabiduría del Espíritu Universal que opera a través de todos nosotros.
La Fe le pide al Alma que vaya más lejos de lo que puede ver
William Clarke
Cuando me desperté ella ya no estaba, y no tenía idea de si volvería. Me levanté rápidamente, fui afuera, y la busqué, pero no encontré ningún signo, ni una huella. Mientras los minutos pasaban, las dudas vinieron, como nubes negras a través de mi mente. ¿Existía ella realmente, o había sido todo un excéntrico sueño? No, por supuesto que había sido real, y bueno, y cierto.
Entonces mientras miraba hacia los bosques, la vi, de pie bajo las tranquilas sombras matinales al lado de tres ciervos. En ese instante ella parecía uno de ellos, un ciervo en forma humana, y me sentí como un forastero. Se giraron al mismo tiempo y me vieron. Los ciervos se metieron en el bosque y desaparecieron mientras la santa se me acercó.
"Hay algo que me gustaría enseñarte," dijo ella, dándome unas cuantas fresitas silvestres. "A los ciervos les gustan, pero quizás tú las encuentres un poco ácidas." Ella tenía razón; de todas formas satisfacieron mi hambre y me llenaron de una sensación de ligereza y vitalidad. Entonces, fuimos de escalada. Parando sólo para beber con las manos de una pequeña cascada, la seguí, paso a paso, a un pequeño prado de hierba, donde crecía un colorido campo de flores – rojas, amarillas, y espléndidas azules.
"Mirar cómo se abren las flores bajo la luz de la mañana me recuerda a la Ley de la Fe," dijo la santa.
"¿Trata esta Ley sobre alguna religión?" pregunté.
"La fe no requiere una creencia en un Dios exterior – sólo una creencia en flores," dijo ella, riendo. "Pero si uno aprecia las flores, ciertamente está apreciando a Dios – no como una mera creencia mental, sino como un sentimiento de admiración y misterio. La Ley de la Fe consiste en creer en el amor inherente y en la Inteligencia que trabaja a través de ti y en toda la creación."
"Bueno, honestamente, no puedo decir que confíe en todo el mundo."
La santa rió. "La fe no es ciega. Todos conocemos a gente que es deshonesta o peligrosa, y por lo tanto debemos ser fuertes y cautelosos en este mundo. Esta es la razón por la que una santa árabe ofreció el recordatorio: Cree en Alá, pero ata a tu camello.
"Practicar la Ley de la Fe no significa confiar en todas las personas para hacer la cosa más adecuada. Tiene un significado más trascendente y superior. La Fe es el reconocimiento de que el Espíritu Santo trabaja, a través de cada uno de nosotros – a través de cada persona y cada circunstancia. La Fe implica también una actitud de que cualquier cosa que suceda sirve un bien superior, a pesar de las apariencias contrarias.
"Esto es como una moraleja, ¿no? Especialmente difícil si uno padece una tragedia."
"La fe es una de las más grandes moralejas, uno de los más grandes saltos de consciencia que un ser humano puede hacer. Porque todo lo que tienes que hacer es, bien, tener fe."
"¿Y cómo hago ese salto?"
La santa se sentó, acomodándose como una hoja en la cuesta de césped, y me preguntó, "¿Qué pasaría si supieras con certeza que una inteligencia superior estuviera trabajando a través de ti y a través de todo el mundo por el mejor bien de la humanidad – que de hecho hay un propósito para cada placer y dolor?"
"Si supiera eso, marcaría una gran diferencia."
"La Ley de la Fe no necesariamente requiere que creas esto, viajero, pero te guía para que vivas tu vida como si esto fuera cierto; en otras palabras, con fe. Y mientras vives en la Luz de esta Ley, ésta transformará tu percepción y experiencia del mundo. Comenzarás a ver cada dificultad como una prueba para instruirte; encontrarás lecciones y oportunidades en cada reto."
"¿Estás sugiriendo que valore la fe por encima de la razón?"
Ella rió, aparentemente encontrando mi comentario divertido. "La fe no es lo opuesto de la razón. Aplicar la Ley de la Fe es una de las cosas más prácticas, razonables, y constructivas que puedes hacer para vivir una vida inspirada."
Estirándose para tocar uno de los pétalos de las flores, ella añadió, "Como una de las formas de la naturaleza más delicadas y vulnerables, la vida de una flor es corta y sutil. Una pelota descuidada, un invierno seco, una fuerte lluvia puede marcar una diferencia de vida – muerte a una delicada flor. Y aún así, cada mañana se abre completamente. Las flores tienen muchas cosas que enseñarnos sobre la fe. Cuando cultivas el jardín de la fe en tu propia vida, tú, como esta flor, cobrarás vida de una forma diferente."
Miré hacia abajo y toqué la delicada flor, tan frágil y vulnerable. Por primera vez, me di cuenta de que yo no tenía ni la fe de una flor. Las siguientes palabras de la santa respondieron con precisión mis sentimientos más interiores. "La fe es el orden Divino que propagan todas las cosas, la luz bajo tus ojos, la inteligencia del Amor y de los misterios que se emanan del corazón de la creación."
"¿Cómo puedo experimentar esa calidad de fe en mi vida diaria?" pregunté.
"Para comenzar escucha a la sabiduría intuitiva de tu corazón, tu Inteligencia Espiritual, donde habla el Espíritu Santo dentro de ti. Hay tanta gente que sólo se apoya en los libros, los profesores, científicos, físicos, oráculos, u otros para pedir consejo o para que les dirijan, o para validar sus puntos de vista..."
"¿Pero no estoy yo apoyándome en tu consejo y dirección?"
Una pequeña llovizna comenzó a caer, convirtiéndose en una fuerte lluvia. La santa me condujo bajo unas ramas que sobresalían mientras respondía. "Los profesores y los libros tienen su valor, y fuentes de guía e inspiración podrían entrar en tu vida de diferentes formas. Pero nunca olvides que el tesoro ya está dentro de ti; los otros no te pueden dar nada que tú no tengas ya; sólo pueden darte llaves para que accedas a tu propia riqueza interior. Escucha bien a aquellos que hablan desde la experiencia y abraza la sabiduría allí donde la encuentres, pero siempre compara la guía externa con la sabiduría de tu propio corazón."
"Ha habido veces que he confiado en mí mismo, he tomado una decisión, y me he equivocado."
"Puedes escoger un camino por encima de otro, después encontrarte con un gran dolor y dificultad como resultado de esa decisión. ¿Quiere eso necesariamente decir que has tomado la decisión equivocada en términos de tu mayor bien y aprendizaje?"
"Bien, no, supongo que no."
"Fe es asumir que siempre tomas la decisión acertada."
"Me encantaría tener tanta Fe en mí mismo."
"La confianza en uno mismo," ella me ofreció, "se desarrolla naturalmente, a partir de tu propia experiencia; aprendes a desarrollar, equilibrar e integrar la confianza en tus instintos corporales, las intuiciones de tu corazón, y las habilidades de tu mente, accediendo de esta manera a tu propia Inteligencia Espiritual."
En el mismo momento que una pequeña gota de agua enfriaba mi frente, la santa señaló a una piedra de la cual caía agua por una grieta, formando una cascada que rompía en las rocas de debajo. "¿Puedes ver cómo al parecer el agua salga de las rocas?" preguntó ella. "De todas formas, tú sabes que el agua no viene de las rocas, si no que fluye a través de ellas – que la fuente del agua está encima. Como el agua, la sabiduría superior no proviene de tu cerebro si no que fluye a través de él. Tú eres como una garrafa para ser llenada con hechos; tú eres mas bien un receptor que una emisora de radio, conectado a la Inteligencia Espiritual que opera a través de la creación. Todo lo que tienes que hacer es escuchar y confiar."
"Ojalá estuviera tan seguro de eso como tú," dije.
La santa volvió a sonreír. "Fe significa vivir con incertidumbre, viajero, - sentir tu camino a través de la vida, dejando que tu corazón te guíe como una linterna en la oscuridad. No hay seguridad absoluta excepto en la fe absoluta. Esto no significa que todas las circunstancias irán a favor de ti o que la justicia Divina siempre opere para herir o curarte. Todo tipo de eventos, maravillosos y terribles, pueden suceder en este mundo. Nuestra pequeña mente no siempre puede ver el marco completo de los acontecimientos o saber lo que es para nuestro bien mayor. Por tanto, a pesar de la inseguridad y confusión de la vida, cuando puedas aprender a vivir con fe, como una flor, confiando en el Espíritu Santo trabajando acorde a un deseo más allá del alcance de nuestra mente, verás el Espíritu Santo operando en todas partes, en cada uno y en todos.
Durante muchos minutos, mientras subíamos y bajábamos un camino serpenteante, mi mente se mantuvo en silencio, hasta que finalmente, otra pregunta surgió. "¿Cuando sea capaz de acceder a tal sabiduría interior, seré guiado, como tú, y evitaré cometer tantos errores?"
Ella rió. "Hace unas semanas tropecé y me caí rodando media montaña abajo."
"¿De veras?"
"Sí, pero mientras permanecía estirada en el suelo, encontré una piedra maravillosa, que me la hubiera perdido si no me hubiera caído. Por tanto, ya ves, tener fe no significa ser infalible y que todas las cosas vayan a favor tuyo. La fe incluye la voluntad de ampliar tu abanico, cometer errores, y aprender de ellos – en otras palabras, confiar en el proceso de los acontecimientos, en el proceso de tu vida. Cuánto más confíes de esta manera en tu Inteligencia Espiritual, más trabajarás junto a Ella directamente como una fuerza viviente de tu vida."
Cuando la santa acabó de hablar, la lluvia paró. Saliendo de debajo de algunos árboles hacia el calor solar, sentí un extraordinario sentimiento de calma y bienestar. En ese momento, supe que a pesar de los retos y tests a los que se enfrenta la humanidad, nuestro mundo estaba en las manos del Espíritu Santo, inclinándose, como una flor, hacia la luz.
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