domingo, 8 de febrero de 2009

LA ENERGÍA DEL AGUA






El agua, vida y energía:




“El agua consagrada ritualmente puede proporcionar bendiciones” y no consagrada también, el solo hecho de tenerla es una bendición y nuestro deber es cuidarla... cuidarla, especialmente, del hombre.
El agua puede crear y destruir, como también puede cambiar, modificar y modificarse. No sólo a si misma, sino que posibilita la trasformación de su entorno, según la acción que el hombre ejerza sobre ella.
El agua influyó siempre en el desarrollo cultural de la humanidad. Los depósitos de aluvión de los ríos crearon fértiles llanuras en las que las primeras civilizaciones avanzadas llamadas "culturas hidraúlicas" surgieron y se desarrollaron alrededor de estos ríos, que les permitieron satisfacer sus necesidades. Debido ha ésta dependencia, el hombre siempre ha intentado vivir próximo a ella.
En las diferentes culturas, pueblos y civilizaciones, el agua fue, siempre, origen de rituales místicos de protección.
Sin duda el agua es esencial para todas las formas de vida y su ausencia limita la aparición, continuidad o evolución de la vida (humana, animal y/o vegetal).
En el ámbito religioso, el agua siempre ocupó un lugar primordial. Fue y es motivo de diferentes rituales, ya sean para pedirla por falta o escasez, para agradecer por tenerla o no faltarles, o simplemente, es utilizarla como simbolismo. El simbolismo acuático desempeña un papel considerable en la vida religiosa de la humanidad. Las aguas simbolizan la suma universal de las virtudes, preceden toda forma y soportan toda creación. Uno de los ejemplos más claro de esto, es la imagen de la creación de la Isla que aparece de repente entre las olas. Por lo contrario, la inmersión simboliza la regresión a lo preformal, disuelve las formas. Por ello, las aguas implican tanto la muerte como el renacer.
Uno de los mitos más conocidos, pero con distintas versiones , es el gran diluvio; el hombre "viejo" muere por inmersión en el agua y da nacimiento a un nuevo ser regenerado. El mito representa la muerte y la sepultura, la vida y la resurrección. Pero, tanto en el plano cosmológico como en el antropológico, la inmersión en las aguas no equivale a una extinción definitiva sino a una reintegración pasajera en lo indistinto, seguida de una nueva creación. A la cosmogonía acuática corresponden, las hidroponías: las creencias según las cuales el género humano ha nacido de las aguas. Pero cualquiera que sea el contexto religioso en que se las encuentre, las aguas conservan invariablemente su función: desintegran, anulan las formas, "lavan los pecados", y son a la vez purificadoras y regeneradoras.
Para el cristianismo el agua es indisociable del Bautismo, que es el sacramento de admisión en la iglesia cristiana. A la persona bautizada se le sumerge completa o parcialmente en el agua, o solamente se le rocía la cabeza con algunas gotas de agua. Este rito encuentra su origen en los textos del evangelio donde está escrito que Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el río Jordán. Durante el bautismo, en definitiva, el agua representa la purificación, el rechazo del pecado original.En el Nuevo Testamento, el "agua viva" o el "agua de vida" representa el Espíritu de Dios y, por tanto, la vida eterna.
En el caso del judaísmo, la limpieza ritual con el agua permite restaurar o conservar un estado de pureza. La historia del gran diluvio aparece en el Génesis, el primer libro de la Biblia que narra la Creación. Con el fin de castigar a la humanidad por su desobediencia, Dios envía una lluvia torrencial sobre el mundo entero - solamente Noé, su familia y una pareja de cada raza de animales escapa de este castigo, protegidos por un arca. El diluvio destruye todos los pecados del mundo para que pueda renacer de nuevo libre de impurezas.
En otras regiones, el mito del Diluvio existe en algunos textos sagrados hindúes y cuenta como Manu, el primer hombre, fue salvado de la catástrofe por un pez (el dios Brahma), que le condujo a lo alto de las montañas del Himalaya hasta la retirada de las aguas.
En la religión islámica, el agua tiene ante todo una función purificadora.
En el Sintoísmo, religión autóctona de Japón basada en la veneración de los kamis, el culto empieza siempre por un acto de purificación con agua. La purificación permite restablecer el orden y el equilibrio entre la naturaleza, los humanos y las deidades.
Masuro Emoto,nacido en Yokohama en 1943, Japón, se graduó en Relaciones Internacionales en el Departamento de Humanidades y Ciencias de la Universidad de esta localidad. Es Doctor diplomado y licenciado en Medicina Alternativa por la Universidad Internacional Abierta. En su magnifico libro" Los Mensajes del agua ", muestra el importante y sorprendente descubrimiento que realizó. Pero la mayor la sorpresa llegó al conseguir transformar irregulares patrones de agua contaminada en bellos cristales hexagonales al someter las muestras a la audición de canciones tradicionales, oraciones religiosas o bien música clásica. O bien al transformar cristales de agua destilada en bellas figuras geométricas al susurrarles palabras de agradecimiento, o bien al contrario, obtener horrorosas estructuras al someterlas a frases desagradables. En los últimos años se ha dedicado también a la investigación de otros tipos de agua, tales como el agua en el cuerpo humano, el agua en la vida cotidiana y el agua en la Tierra, desde el aspecto personal humano, más que desde el científico. En fin, estos hallazgos del científico Emoto pueden hacer factible el temprano descubrimiento de enfermedades, incluso con anterioridad a que se manifiesten en el cuerpo, o que ya en su estado avanzado, se hagan visibles en un análisis de sangre. El investigador japonés ha estado llevando a cabo su experimento en diferentes partes del mundo. Las siguientes fotografías y comentarios representan el brillante trabajo de Emoto. Las descripciones que aparecen a continuación han sido extraídas de su libro, que publica los resultados obtenidos:
Pero, tal como podemos aprender de las asombrosas fotografías de Masaru Emoto, aquellos pensamientos de fracaso en sí mismos quedan también representados en los objetos físicos a nuestro alrededor. Ahora que somos conscientes de eso, quizá podamos comenzar a darnos cuenta de que, incluso cuando los resultados inmediatos no son visibles a los ojos humanos, ellos están ahí. Cuando amamos nuestros propios cuerpos, ellos responden. Cuando enviamos nuestro amor a la Tierra, ella responde. Nuestro propio cuerpo está compuesto en un 70 % de agua. Y la superficie de la tierra es también un 70 % de agua. Hemos visto antes que está realmente viva y responde a nuestros pensamientos y emociones. Quizá, sabiendo esto, podamos comenzar a entender realmente el maravilloso poder que poseemos al elegir nuestros pensamientos e intenciones, para sanarnos a nosotros mismos, así como a nuestro medio ambiente y al mundo entero. Pero esto solo será posible si creemos que verdaderamente podemos.
En definitiva lo descubierto por Emoto explica muchas cosas en el ámbito de la salud. Por ejemplo, podría explicar que una persona enferme, si es constantemente bombardeada con pensamientos o palabras negativas. En suma, para Masaru Emoto, sus fotografías demuestran que los pensamientos, la voz y las emociones humanas pueden alterar la estructura molecular del agua. Y huelga decir que si las afirmaciones de este investigador son ciertas el descubrimiento es trascendente ya que, como he dicho, tanto el 70% de nuestro cuerpo como del planeta que habitamos es agua. En definitiva, si logramos transformar ese 70% de agua podríamos todos cambiar, o intentar al menos modificar nuestra calidad de vida y la del planeta entero.
El agua goza de inmensas propiedades terapéuticas, siendo además un medicamento por excelencia. Y no me refiero al consumo corriente de agua minerales o las propiedades del agua de mar, o los baños terapéuticos. Sus posibilidades curativas van mucho más allá. Porque el agua puede depurar nuestro cuerpo, mente y alma. Puedo a través de ella relacionarme emocional y sentimentalmente....Toda una gama de increíbles posibilidades terapéuticas que apenas se conocen hoy en día. Nuestro cuerpo necesita que todos los días se le proporcione una cierta cantidad de agua para poder vivir, es que el hombre puede pasar días enteros sin comer pero no sin tomar líquido. La deshidratación crónica es la raíz de la mayor parte de las enfermedades degenerativas del cuerpo humano. "El cuerpo reclama agua", de esta forma se expresa el médico de origen iraní Feydoon Batmanghelidj en su libro: Su cuerpo reclama agua llorando a gritos. Para él, el más importante descubrimiento médico que ha hecho el hombre es haberse dado cuenta de que el agua es la mejor medicina natural para gran número de enfermedades. Basta para entenderlo, constatar que todas las funciones del organismo dependen del flujo de agua en el cuerpo. Es el principio vital. Es mucho más que la clásica definición de la fisicoquímica.
Energía creadora del mundo, te agradecemos las aguas que nos das. Las queremos, las amamos y ellas nos dan la Vida.
Oh Agua! Gracias por ser nuestra fuerza, nuestra vitalidad y por eso nos comprometemos a cuidarte para que Tú nos cuides como lo has hecho siempre.

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